Terminamos hoy con el Solemne Triduo a mayor Gloria de nuestra Titular, Ntra. Sra. del Amparo, en la Parroquia de San José a las 19:30h. de la tarde con el siguiente orden: Exposición del Santísimo Sacramento, rezo del Santo Rosario, ejercicio del Triduo y Santa Misa. Tras el mismo, se celebrará el pregón.
A continuación os dejamos el ejercicio del triduo para poder invocar a la Santísima Virgen en estos días entorno a su festividad. Hoy es su día nos desechemos la oportunidad de invocarla.
ANTÍFONA DE ENTRADA:
Bajo tu Amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no desoigas la oración
de tus hijos necesitados
líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen gloriosa y bendita!
OFRECIMIENTO:
¡Oh dulcísima emperatriz de los Cielos! Amparo prodigioso de todos los que afectuosamente te invocan; atiende, Señora piadosísima, a los continuos ruegos con que te claman estos amantes hijos por el alivio de sus necesidades; socorre sus aflicciones, llénalos de la abundantísima gracia con que te ha favorecido el Espíritu Divino, para que experimentando tu felicísimo Amparo, el pronto alivio de la necesidad que padecemos, bendigamos tus grandes y señaladas misericordias, alabemos tu poderoso patrocinio, con el que favorecidos en la tierra, seamos igualmente conducidos a gozar de tu amable compañía por eternidades en el cielo. AMÉN.
DÍA TERCERO
MEDITACIÓN: Tránsito y Asunción de Nuestra Señora.
Ya se acercan los últimos instantes de su preciosísima vida a nuestra amante Madre, a aquella Madre de piedad y misericordia que en todos los momentos de su peregrinación en este valle de lágrimas siempre se ha empleado gustosa en ampararnos y defendernos con su
dulce protección. ¡Oh dulce Madre! ¡Oh Madre de Amor Hermoso! ¡Cuánto debe complacernos tu gloriosa Asunción a los cielos, tu subida triunfante recostada sobre tu Amadísimo Hijo, cuando conocemos por Ella, que domiciliada en el cielo, has preparado para nosotros una ciudad de refugio!
Bendigamos a María en su dulcísimo tránsito, alabemos
perpetuamente su gloriosa subida a los cielos, celebremos con afecto de amor su coronación gloriosa, porque teniéndonos siempre presentes, como a sus amados hijos, nos sacará triunfantes de la tierra y nos llevará a ser gloriosos en el cielo. AMÉN.
Pídase en este momento la gracia que se desee alcanzar durante este
triduo
SÚPLICAS:
1-Santísima Virgen del Amparo, Madre de Dios, a tus pies acabamos de exponer nuestras peticiones y necesidades. Como medianera entre Dios y los hombres, entre el cielo y la tierra, míranos, atiende nuestros ruegos y socórrenos en la presente necesidad.
V. / Dios te salve María, Hija de Dios Padre, Virgen Purísima
antes del parto, llena eres de gracia…
R. / Santa María, Madre de Dios…
2-Santísima Virgen del Amparo, Abogada de pecadores, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han recurrido a Ti implorando tu auxilio haya sido desechado. Animados de esa
misma confianza, te pedimos que cumplas la palabra dada y nos atiendas en nuestras tribulaciones.
V. / Dios te salve María, Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima
durante el parto, llena eres de gracia…
R. / Santa María, Madre de Dios…
3-Santísima Virgen del Amparo, Señora nuestra, que por tu
patrocinio vienes obligada a cuidar de tus protegidos, míranos con amor, escucha nuestras plegarias y guíanos en este valle de lágrimas.
V. / Dios te salve María, Esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen
R. / Santa María, Madre de Dios…
ORACIÓN FINAL:
Santísima Virgen María y Madre del Amparo; Dios, nuestro
Padre, te llenó de su gracia y de su amor para que fueras digna Madre de su Hijo, Jesús de la Paz. Tu existencia terrena fue toda ella un signo de la gratuidad de los dones del Dios-Amor y de la respuesta de un corazón agradecido a sus dones. Por tu intercesión de Madre, fortalece nuestra fe, reaviva nuestra esperanza y acrecienta nuestro amor, para que ningún obstáculo nos haga desviar del camino que lleva a la Salvación. Que nuestro corazón sea sencillo, amable y puro como el
tuyo. Que seamos generosos en el cumplimiento fiel de la voluntad de Dios. Virgen y Madre, ampáranos, ayuda nuestra debilidad y haz, que como hijos de la Iglesia, caminemos juntos hasta la meta de la feliz esperanza: la Paz y la Gloria eterna de tu Hijo Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. AMÉN.