La imagen de Nuestra Madre y Señora, María Santísima del Amparo es una talla de candelero realizada en pino de Flandes que se bendijo el 14 de marzo del año 1948. Sus manos están datadas por algunos historiadores como obra del S.XVIII, manos que eran propiedad del fundador de la Hermandad, D. Emilio Bartús Loreto. La imagen de la Santísima Virgen sufrió una importante restauración a manos del imaginero sevillano, D. Antonio Eslava Rubio, que la repolicromó y una segunda a manos del imaginero gaditano D. Luis González Rey, que se realizó en el año 1998.
Son innumerables los secretos y las historias que encierra la imagen de la Santísima Virgen, a pesar de ser una talla relativamente moderna (pues se realiza a mediados del siglo pasado), no conocemos su verdadero autor, en algunos documentos de la época aparece que la Hermandad se pone en contacto con D. Rafael Peris que es un marchante de arte, por lo tanto, no es escultor y no puede ser el autor material de la obra, en todo caso, esta persona serviría de intermediario entre la Hermandad y un escultor valenciano. Han sido numerosos los historiadores y hermanos que han tratado de seguir el rastro de algún taller valenciano para conocer el imaginero que la talló pero sigue siendo hasta el día de hoy una auténtica incógnita.
Lo que se conoce es que el autor de la obra tuvo por parte de la Junta de Gobierno unas indicaciones claras, que la Virgen se realizara a raíz de las manos en poder de la Cofradía y que la Virgen siguiera el modelo de Dolorosa puramente sevillana, para ello trata de mostrarle a este escultor imágenes tales como: Ntra. Sra. Del Valle, Ntra. Sra. De la Presentación, Ntra. Sra. Del Refugio, todas ellas, dolorosas hispalenses.
En cuanto a la historia de la Virgen, la Hermandad, con solo 3 años de antigüedad ve necesaria la adquisición de una Imagen Mariana, para ello se fija en una dolorosa que existía en la Parroquia de San José bajo la advocación de “Nuestra Señora del Calvario” pero la negativa del párroco hace la Hermandad tengo que realizar una nueva talla. En las primeras actas de la Hermandad se habla de encargar la talla en conmemoración a dos hechos históricos acaecidos en la ciudad en el año 1947. Por un lado, por la alegría de la Ciudad al ver coronada por fin, a su Patrona, la Virgen del Rosario. Por otro lado, la tristeza por la Explosión de 1947, para que la talla de la Santísima Virgen sirviera como consuelo a las familias que tanto la necesitaban. La Junta de Gobierno realiza una suscripción popular entre el Barrio y los hermanos de la Hermandad, recogiendo 1900 ptas, pagando así pues, la obra.
Es anecdótica también, la historia de la elección de la advocación de la Stma Virgen. El día de la Coronación de la Patrona de la Ciudad y estando en la Plaza de San Agustín delante del paso de la Virgen del Rosario le dan una pequeña bolsa a Miguel García (hijo del entonces fiscal de la Hdad), en la que dentro figuraban 5 posibles advocaciones para la Virgen, éstas son: Dulce Nombre, Refugio, Socorro, Amparo y Consuelo. El joven sacó el papel con la milagrosa advocación del Amparo.
La Santísima Virgen celebra un triduo anual los días 29, 30 y 31 de Octubre, teniendo el 1 de Noviembre su Función Solemne. Su besamanos se celebra el fin de semana más cercano a su función. Durante este besamanos se realiza el Pregón en su honor. Ambos actos, pregón y besamanos son los más antiguos que se celebran en la Ciudad, pues fue nuestra Corporación la pionera en hacer estos actos de manera anual. También se celebra un Rosario por las calles de la feligresía con la Santísima Virgen que se celebra el Sábado más próximo al 12 de Septiembre, Festividad del Dulce Nombre de María.
En la Ciudad, se le denomina cariñosamente como “La Guapa de Cádiz”.
Oración a María Santísima del Amparo
Santísima Virgen María y Madre del Amparo, Dios, nuestro Padre, te llenó de su gracia y de su amor para que fueras digna Madre de su Hijo, Jesús de la Paz. Tu existencia terrena fue toda ella un signo de la gratuidad de los dones del Dios-Amor y de la respuesta de un corazón agradecido a sus dones.
Por tu intercesión de Madre, fortalece nuestra fe, reaviva nuestra esperanza y acrecienta nuestro amor, para que ningún obstáculo nos haga desviar del camino que lleva a la salvación. Que nuestro corazón sea sencillo, amable y puro como el tuyo. Que seamos generosos en el cumplimiento fiel de la voluntad de Dios.
Virgen y Madre, ¡ampáranos!, ayuda nuestra debilidad y haz, que, como hijos de la Iglesia, caminemos juntos hasta la meta de la feliz esperanza: la Paz y la Gloria eterna de tu Hijo Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. AMÉN