Para entender la figura del Bendito Patriarca Señor San José dentro de nuestra Corporación nazarena hemos de tener en cuenta que cuando en 1944 el grupo de jóvenes que quieren fundar esta cofradía, como recogen las crónicas y escritos de la época, buscan una iglesia y un sacerdote que quiera bendecirlo y cobijarlo. Tarea dura fue esa, pues los Párrocos y rectores de las diferentes iglesias y conventos de la ciudad intramuros se negaron a ello. D. Abelardo Oliveras Rodríguez, párroco de la de San José extramuros fue el único que les dio cobijo y permitió la erección canónica de la Hermandad en dicho templo, colaborando, incluso, en la realización del misterio cediendo material a la Hermandad.
Además, la devoción a San José en el Carmelo teresiano va esencialmente unida a Santa Teresa. Es uno de los legados más ricos y característicos que la Santa dejó a sus hijos. Y los hace por la fuerza de esta experiencia y como fruto maduro de la misma. Una herencia valiosísima. Al experimentar a San José como Fundador de la Reforma, de su obra de Fundadora, le asocia esencialmente a la misma. No se comprende el Carmelo teresiano sin San José, sin la experiencia josefina de la Santa.
Por eso en el Carmelo teresiano San José siempre ha sido Maestro de oración. Son incontables las almas que han encontrado en él el maestro y guía de su camino oracional, y algunas han llegado a una verdadera experiencia sobrenatural y mística de él, como la Santa Madre.
La simbología josefina se encuentra presente en nuestra hermandad, forma parte del escudo que portamos en el antifaz de la túnica de nazareno, Artículo 3º del reglamento de régimen interno; “El escudo que se llevará en el antifaz del hábito nazareno estará formado en su centro por un óvalo que contendrá el Monte Carmelo con las tres estrellas, flanqueados por una palma a su derecha y una rama de azucena a su izquierda: en su parte inferior el serrucho de carpintero en la superior una corona real”. En el paso de misterio San José es protagonista de una de las cartelas principales del mismo, y la gloria del techo de palio es una representación iconográfica del patronazgo de San José sobre la Orden Carmelitana representada por las figuras de la Virgen del Carmen, San José y Santa Teresa.
Por todo lo expuesto, por la grandeza de San José en la historia de la Iglesia, por ser la parroquia josefina nuestra sede actual y lugar de erección canónica fundacional y por la estrecha relación de San José con el Carmelo descalzo, cuyo título con gran orgullo ostentamos, hicieron que estuviera sobradamente justificado, la inclusión del Bendito Patriarca San José en el Titulo de nuestra Cofradía.
Aunque no tenemos una imagen ni pintura, es la imagen que preside la parroquia la que la Hermandad tiene para rendir culto al Bendito Patriarca que se trata de una imagen barroca atribuida al círculo de Roldan. A lo largo del año tiene un triduo previo a su fiesta con Función Solemne el 19 de marzo, así como el rezo tradicional de los Siete Domingos de San José. La Iglesia, siguiendo una antigua costumbre, prepara la fiesta de San José, el día 19 de marzo, dedicando al Santo Patriarca los siete domingos anteriores a esa fiesta en recuerdo de los principales gozos y dolores de la vida de San José. En concreto, fue el Papa Gregorio XVI quien fomentó la devoción de los siete domingos de San José, concediéndole muchas indulgencias; pero S.S. Pío IX les dio actualidad perenne con su deseo de que se acudiera a San José, para aliviar la entonces aflictiva situación de la Iglesia universal.